Ayer te vi de lejos
y no te imaginas
las nauseas que
me provocaste ni
tampoco como mi cuerpo
me rogaba a gritos insonoros
que corriera hasta desgastar
el agua salobre de mis
hermosas esmeraldas.
La decepción carcome
todo mi ser
volviéndome solo cenizas
y lo bueno en mi se ahoga
en el estanque de llantos
que has creado con gran
esmero.
Me gusta ese poema. Triste pero honesto, que es lo importante
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